Tarragona ha dicho basta. «Iremos hasta el final y a dónde
haga falta para evitar que más mercancías peligrosas pasen por la ciudad»,
afirmaba el concejal de Urbanisme, Nacho García Latorre. El
edil socialista hacía estas declaraciones en el marco del pleno municipal,
donde todos los grupos políticos pusieron de manifiesto que en esta cuestión no
hay fisuras y que la ciudad no quiere seguir siendo espectadora de las
decisiones que se tomen desde fuera o que solo benefician a determinados
sectores.
«Este Ayuntamiento es más fuerte de lo que muchos intereses
puedan pensar y plantará cara a las decisiones contradictorias para nuestros
ciudadanos y vecinos», afirmó con rotundidad el alcalde, Rubén
Viñuales.
Tarragona da un golpe encima de la mesa, cansada de
ser «una ciudad rodeada de industria, sin industria». Un
ultimátum que se produce cuando a partir del año que viene dejará de
ingresar los últimos impuestos de la Química. Y es en este contexto
cuando los dirigentes políticos recuerdan que «tenemos todas las
externalidades» y que estas «han limitado mucho la ciudad», lo que «no
puede seguir pasando ni pasará», según García Latorre.
En materia ferroviaria, todavía no hay una decisión para el
trazado definitivo que permita el paso de estos convoyes lejos de los núcleos
de población. Mientras tanto, estos trenes pasarán por la línea de la costa a
través del tercer carril. Un proyecto que genera controversia. Sin embargo, lo
que ha colmado el vaso ha sido la ampliación de la futura terminal
ferroviaria del Port de Tarragona, en el ámbito de La Boella.
Tarragona propone que, con los nuevos accesos de la ZAL,
los camiones salgan a través de Vila-seca
Desde un inicio, este proyecto activó todas las alarmas, ya
que en los estudios de movilidad se prevé que la salida de los camiones desde
el puerto será a través de la A-27. Esto comportará un
incremento de estos vehículos pesados, también con mercancías peligrosas. «No
estamos en contra del crecimiento industrial, pero sí de que la ciudadanía de
Tarragona sufra estas externalidades, que limitan la ciudad», lamentó García
Latorre.
Desde el Ayuntamiento de Tarragona ya se
hicieron alegaciones sobre la modificación de este Pla Director Urbanístic. Y
lo que la ciudad pide es que, por un lado, aprovechando los nuevos
accesos viarios de la ZAL, estos camiones salgan a través de
Vila-seca, y por el otro que se incluya una reserva de suelo para el
trazado ferroviario definitivo, para la salida de las mercancías del puerto
también en dirección sur.
Dos puntos que cuentan con el apoyo de todas las formaciones
políticas. El concejal de ERC, Xavier Puig, pedía «plantar
cara y hacer frente común, ya que nos jugamos mucho». Y es que una de las
cuestiones que preocupa es que esto pueda acabar condicionando el desarrollo de
la ciudad, teniendo en cuenta que el POUM que se está redactando
plantea la construcción de la futura estación ferroviaria de la Horta Gran, muy
cerca del trazado de la A-27. «Hasta el momento, las infraestructuras han
condicionado la ciudad, pero esto debe cambiar. En adelante, será al revés»,
decía Viñuales.
El equipo técnico del POUM y el Port de Tarragona para
buscar soluciones conjuntas a las salida viaria y ferroviaria de las mercancías
El alcalde defiende que «basta ya de ser los paganini, de
las consecuencias de las infraestructuras o del crecimiento de la química». Y,
al respecto, el Ayuntamiento de Tarragona confirma que ya se ha trasladado esta
inquietud al nuevo presidente del Port de Tarragona, Santiago
Castellà, para empezar a abordar de forma conjunta una solución.
De momento, el equipo técnico del POUM se
ha incorporado a las reuniones del grupo de trabajo del organismo portuario
desde el que se aborda esta cuestión. Según dice García Latorre, el objetivo es
que «codo con codo podamos encontrar una alternativa para las mercancías
peligrosas», tanto en materia viaria como ferroviaria.
Un estudio no vinculante
En paralelo, el edil socialista avanza que en el marco de la
redacción del plan general se encargará un estudio de infraestructuras, en el
que se valorarán las redes existentes que pasan por la ciudad
y cómo el POUM las afectará.
La redacción de este instrumento está a punto de salir a
licitación y, aunque su contenido no será vinculante, sí que debe servir para
«estar muy seguros que todo lo que estamos dibujando es correcto y que no nos
estamos equivocando», decía García Latorre. Este deberá poner negro sobre
blanco sobre este tema de las mercancías peligrosas, pero también para conocer
si es viable cubrir la A-7 en su paso por la ciudad, generando la Ronda de Dalt
de Tarragona.