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RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

“La asignatura pendiente de la RSC en España es el concepto erróneo que la sociedad tiene de ella”

Capital News. []

 

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Clara Bazán, responsable de RSC de MAPFRE “Sería muy positivo que la Responsabilidad Social formara parte de los planes de estudios” Beatriz Lorenzo.- La clave de sus programas de Responsabilidad Social Corporativa radica en una cuidadosa gestión de las empresas que integran el Grupo, cuya mayor contribución a la sociedad debe ser la generación de riqueza, la creación de empleo, la equidad con todas las personas, grupos e instituciones implicados en su actividad, el cumplimiento estricto de sus obligaciones legales y fiscales, y el mantenimiento de un elevado nivel ético en la gestión empresarial. Clara Bazán, responsable de RSC de Mapfre, resalta, en declaraciones a 'ICNr', la participación activa de la aseguradora en diversos foros, nacionales e internacionales, siempre con un doble objetivo: informar a la sociedad acerca del comportamiento socialmente responsable de MAPFRE y, aprender de los demás participantes. Para Bazán, la situación general de las empresas españolas en materia de RSC es buena. “Las grandes empresas españolas han sido uno de los grandes promotores de la responsabilidad social en España y, ahora, resulta muy satisfactorio ver como algunas PYMES se han sumado también a esta tarea y, están desarrollando internamente políticas de RSC.”, afirma. La experta no obvia tampoco la radical evolución que los modelos de gestión empresariales han experimentado desde el “business is business” miltoniano hasta hoy. “Milton Friedman mantenía también que si la empresa lograba ser competitiva, se obtendrían beneficios, después de pagar todos los costes e impuestos, y que los accionistas decidirían cual debía ser destino de dichos beneficios. Desde 1970 hasta ahora, el papel que juegan las empresas en la sociedad ha cambiado sustancialmente, incluso el propio papel del accionista como “propietario de la empresa” ha cambiado. Eran otros tiempos. A pesar de los cambios, Bazán opina que “los postulados de Milton Friedman son totalmente compatibles con el concepto de la responsabilidad social actual y coinciden en dos aspectos: Por una parte, la Responsabilidad Social y generación de valor ( para Friedman – accionistas, para el concepto actual - todos los grupos de interés, incluyendo accionistas), y en segundo lugar, la Responsabilidad Social y competitividad. La responsabilidad social debe ser sinónimo de competitividad.”, declara Bazán. EL “PODER” DE LOS CONSUMIDORES RESPONSABLES La asignatura pendiente de la RSC en España radica en el concepto erróneo o limitado que la sociedad tiene de este concepto. “Para una parte de la sociedad, este concepto esta ligado a la acción social o a las actividades fundacionales de las empresas; otra parte de la sociedad, piensa que tiene algo que ver con el cambio climático o con el reciclaje; para otros, la responsabilidad social tiene algo que ver con la reputación y/o con el marketing; finalmente otra parte de la sociedad, ni siquiera se pronuncia.”. Como solución, Bazán opina que “seria muy positivo que la responsabilidad social formara parte de los planes de estudios, tanto en las escuelas/ colegios e institutos, como en la universidad y escuelas de negocio.”. La experta tiene claro que “la sociedad juega un doble papel en la responsabilidad social: formamos parte de la sociedad y a la vez trabajamos en una empresa. En mi papel de profesional, trato de actuar, a diario, de forma responsable y de que mi empresa también lo haga; en mi papel de ciudadana, tengo que exigir a las empresas e instituciones públicas que actúen de forma responsable. Tengo, además, el “poder” de ser una consumidora responsable. Ser una consumidora responsable, significa premiar y reconocer lo positivo y denunciar o poner de relieve los aspectos negativos, pero siempre con el afán de mejorar, no de destruir.” Tener claras las expectativas sociales y una evolución a futuro es algo vital para desarrollar programas de RSC eficaces. “La empresa del siglo XXI tiene que estar basada en valores, ser permeable a las expectativas de sus grupos de interés, estar comprometida con ellos y ser respetuosa con el medio en el que opera. Además, tiene que tener clara su vocación de permanencia, no puede centrarse exclusivamente en el corto plazo. Debe también aprender de la crisis actual para evitar cometer los mismos errores en el futuro y ha de ser coherente con lo que dice que hace y lo que hace realmente. Una empresa eficaz tiene que ser valiente para mantener sus compromisos y reconocer sus áreas de mejora, pero también ser competitiva y obtener beneficios, aplicando una gestión socialmente responsable.”, afirma. 'LA CRISIS HA MOSTRADO EL PRECIO DE ACTUAR SIN VALORES' La crisis económica, a juicio de la experta, tiene la misión de servir como criba que separe y distinga las empresas que integran de un modo eficaz la RSC en sus modelos de negocio de aquellas que no lo hacen. La responsabilidad social ha venido para quedarse, es algo inevitable y a la vez beneficioso para las empresas y para la sociedad. “Aquellas empresas que sean capaces de integrar criterios de responsabilidad en su gestión, y en la relación con sus grupos de interés, y no únicamente en su parte filantrópica, saldrán reforzadas. Esta crisis nos ha mostrado el precio de actuar con falta de valores y falta de responsabilidad social. Ya conocemos el coste de la irresponsabilidad”, asegura. Respecto al reparto de la gestión de la RSC entre el Estado y las empresas, Bazán es de la opinión de que “cada uno tiene que saber que papel tiene que desempeñar en y ante la sociedad. La empresa no tiene que asumir ninguna función o tarea que competa al Estado, a los gobiernos regionales y a las corporaciones locales y viceversa. La responsable de RSC de Mapfre cree en “ las alianzas público-privadas, como una forma de colaboración para impulsar y promover la responsabilidad social. “. Para ella, “ la responsabilidad social no es “el suplente” de nadie, forma parte de la gestión de cada uno. Entendida así, existen puntos de colaboración entre lo público y lo privado, porque la propia actividad responsable de cada uno de ellos va a posibilitar que eso se produzca.

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