Primero debemos contar con un sistema o método para recoger información acerca de la situación presente. Así podremos establecer una línea de partida desde la que se puede identificar y cuantificar las mejoras conseguidas. Se trataría de hacerlo sobre datos medibles y cuantificables. No sirve decir “bueno, yo creo que atendemos bien a los cliente” y frases autocomplacientes como esas. Posiblemente si supieras de antemano la cantidad de dinero adicional que puede ganar haciendo lo mismo convertirías la excelencia en la prioridad, pero al tratarse de valores disipados a lo largo del proceso actual, da pereza ponerse a ello, ¿Verdad?
Las ventajas a obtener son innumerables, pero para no dar lugar a equívocos hay que englobarlas dentro de su interacción en el contexto de la producción. Una mayor productividad de todo el personal de la empresa incluye mejorar el flujo de materiales, reducir el tiempo de plazos de entrega, etc.
Por último, reducir e incluso eliminar tiempos productividad no es lo mismo que automatizar los procesos, porque la productividad no consiste en que el personal trabaje más, sino que trabaje más inteligentemente, para lograr obtener más producto con la misma cantidad de mano de obra, tiempo y esfuerzo.