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GENERALES

Racionalización de horarios, el peculiar estilo español

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Desde hace mucho tiempo viene hablándose de la necesidad de adaptar los horarios de vida rutinaria de nuestro país con el fin principal de mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar y de incrementar el nivel de productividad de los trabajadores.

Como es sobradamente conocido, en nuestro país todavía existe muy presente el concepto del presentismo en el trabajo, de forma que nos parece que por estar más tiempo en el lugar del trabajo se produce más, argumento que se sabe que en la mayoría de los empleos es justo todo lo contrario.

España es de los países europeos en los que los trabajadores más tiempo por término medio permanecen en sus lugares de trabajo, unas 1.690 horas al año de media por las 1.413 de Alemania o las 1.379 de Holanda, pero por el contrario somos de los países de menor productividad por hora trabajada. Muchos factores influyen en la productividad de un país; el valor añadido de los bienes y servicios que se producen, el nivel tecnológico de los centros productivos, el nivel formativo de los trabajadores, etc., y por supuesto también el número de horas trabajadas y el rendimiento de tales horas.

Esta claro que el nivel de productividad de cualquier trabajador depende en gran medida de su implicación en el trabajo y de su grado de satisfacción laboral. Un elemento muy valorado hoy en día en el grado de satisfacción de los trabajadores es la conciliación de la vida laboral y la vida familiar/personal. Por ello, la posible adaptación de los horarios laborales tendiendo a los usados en otros países europeos, es un factor clave para lograr una mayor satisfacción laboral de los trabajadores y con ello una mayor productividad.

Medidas como las jornadas continuas, sistemas de flexibilidad horaria, teletrabajo o trabajo por objetivos facilitan una mayor conciliación y un mayor grado de satisfacción de los trabajadores, lo que repercute en un mayor índice de productividad.

No obstante, debe indicarse que este proceso de racionalización de horarios no es tan sencillo como adelantar las horas de entrar y salir del trabajo, intervienen otros “factores culturales” además de los puramente horarios.

Realizando un análisis de los horarios españoles en comparación con los de otros países puede apreciarse que nuestros horarios y ritmos surgen de nuestro peculiar estilo y modo de vida, es algo cultural fuertemente imbricado en nuestra sociedad y difícil de cambiar con la simple modificación de las horas de entrada o salida del trabajo, de las horas de las comidas o de las de irnos a dormir.

Los españoles somos en general muy sociables, nos gusta estar con gente, divertirnos en grupo, socializarnos. Supongo que nuestro clima benigno facilita salir en mayor medida al exterior y socializarse más. Esta socialización suele realizarse en torno a la comida y a la bebida y en centros de reunión de elevada socialización como son los bares, tabernas y similares. Nos gusta comer y beber bien, nos gusta conversar con nuestros amigos y conocidos y nos gustan los bares. Y esto es lo que marca nuestra forma y estilo de vida.

Siempre se comenta que en otros países europeos se madruga más que en España y que comienzan la jornada laboral antes. En general, la hora de levantarse en España oscila entre las 7:00 y las 9:00h. Por supuesto, hay infinitas horas de levantarse de acuerdo a las características y particularidades de cada persona, pero al igual que en cualquier otro país. Normalmente el español medio se levanta con el tiempo justo para hacer las cosas necesarias antes de ir al trabajo, sea ducharse y asearse, desayunar, preparar a los niños, etc. y realizar el trayecto a su lugar de trabajo. En otros países, con una cultura más intelectual y deportiva, suelen levantarse antes para hacer ejercicio o leer la prensa antes de ir al trabajo, por supuesto, a ser posible, a pie, en bicicleta o, como mucho, en transporte público. Si algún español madruga más y va antes de hora al trabajo es para encontrar sitio para aparcar. Otro motivo por el que los extranjeros madrugan más es para desayunar como Dios manda, con su adecuada ingesta de calorías para el inicio del día. Los españoles apenas desayunamos recién levantados, por las prisas, por la falta de costumbre, porque después ya almorzaremos…

Es decir, se puede decir que ya comenzamos mal el día.

El inicio de la jornada laboral no suele ser mejor. Como sabemos que vamos a tener que estar un montón de horas al día en el trabajo, al inicio nos lo solemos tomar con calma, que ya habrá tiempo… La cuestión es que a las dos o tres horas de duro trabajo, lógicamente nuestro estómago pide algo, pues el cafecito con leche y las dos galletitas que tomamos en el desayuno ya están más que digeridas. Por eso en España existe una auténtica institución que es el Almuerzo. No confundir con la comida del día. En España el Almuerzo se realiza por las mañanas (en la franja de 10:00 a 12:00 normalmente) en un descanso de la jornada laboral para los que trabajan (aunque almorzar almuerza todo el mundo; niños, trabajadores, parados, jubilados…). Generalmente el almuerzo se realiza en esos centros de reunión social que tanto frecuentamos los españoles. No, no se trata de las bibliotecas. Se trata de los Bares. Imbuidos por la camaradería de los bares, los españoles nos ponemos a ingerir en el almuerzo todo tipo de comida y bebida, desde bocadillos de barras de pan enteras, pasando por todo tipo de tapas y platos, por supuesto todo ello regado con los estupendos caldos que tenemos en nuestra tierra, o en su defecto alguna que otra cervecita. Por supuesto, que no falte el cafecito o más habitualmente el carajillo. Todo esto se realiza mientras se habla con los compañeros de temas de gran interés cultural, o sea, de fútbol, de los políticos, de los programas de la TV de la noche anterior, o de la vida rosa, negra o amarilla de los personajes y personajillos que pululan por nuestra mediática sociedad. Los menos sociables, suelen pasar el tiempo del almuerzo sentados solos en el bar leyendo literatura deportiva, aunque últimamente también se estila la navegación por las redes sociales. En teoría la mayor parte de los trabajadores suelen tener 20 ó 30 minutos de descanso en su jornada, pero claro, el tiempo del almuerzo como Dios manda requiere más tiempo, y raro es que no se esté más tiempo del que se dispone.

Con tal cantidad de calorías injeridas en el almuerzo, ya me dirán con qué cuerpo se afronta la vuelta al trabajo tras este descanso, se necesita un tiempo de aclimatación para comenzar a producir a pleno rendimiento.

En otros países en general también tienen sus descansos durante la jornada laboral, pero no es habitual el almuerzo tal y como lo conocemos en España. Suelen aprovechar estos descansos, para estirar las piernas y respirar aire puro.

Después de trabajar toda la mañana, la mayor parte de los trabajadores españoles, tienen su descanso para realizar la comida, ya sea en casa o en algún bar-restaurante. La comida central del día en España suele hacerse entre las 14:00 a las 15:30h., con lo que normalmente los trabajadores suelen tener unas dos o dos horas y media de descanso para comer. Y comer, lo que es comer, a los españoles nos gusta hacerlo bien. La comida central del día supone en España un evento diario de importancia capital en nuestro estilo de vida. Para los españoles comer es mucho más que alimentarse. En España nos gusta tomarnos nuestro tiempo para comer y disfrutar de la comida, incluso en días laborales y aunque estemos solos para comer. El tipo de comida que se suele comer en general en nuestro país es una comida que requiere cierta preparación y elaboración, por lo que requiere su tiempo para su degustación y disfrute. Nos gusta comer sentaditos, con mesa y mantel, con primero, ensalada, segundo, pan, vino o cerveza, postre, café y cigarrito el que fume. Por supuesto, viendo las noticias en la TV. En la comida nos gusta nuevamente conversar con nuestros familiares, con nuestros amigos o compañeros, y se trata de “desconectar” lo que se pueda del curro. Es difícil imaginar al español realizando una comida del tipo europeo; sobre las 12:00h, con media hora ó 45 minutos para comer comida precocinada con Coca-Cola o agua con gas, en un frío y aséptico comedor de empresa, muchas veces de pie o sin mesas. Por supuesto, sin abrir la boca para otra cosa que no sea para comer, allí no habla nadie.

No obstante, hay que indicar que este amplio espacio de tiempo que suele tenerse en nuestro país para realizar la comida permite que muchos trabajadores puedan ir a comer a sus domicilios y realizar la comida con sus familias, muchos con sus hijos, con lo que se permite compartir este evento diario con ellos de notable importancia educacional y pedagógica para los niños. No me queda claro cuánta gente estaría dispuesta a salir una hora y media o dos horas antes del trabajo por la tarde a cambio de no poder compartir el tiempo de la comida con su familia.

Cuando el español se dispone a comenzar su jornada de tarde, los europeos prácticamente ya comienzan a regresar a su casa tras acabar su jornada. El español vuelve por la tarde con el estómago lleno dispuesto a sacar el país adelante. Las jornadas de tarde suelen comenzar sobre las 16:00 ó las 17:00h y se estiran hasta que acaba, normalmente hasta las 19:30 ó 20:00h que es la hora ideal para quedar en el bar con los amigos a tomar unas cervecitas después del trabajo. Aunque la jornada termine antes teóricamente, nadie se va a casa, pues está mal visto irte a tu hora, los jefes pueden pensar (y piensan) que no se está suficientemente comprometido con la empresa y que no se trabaja lo suficiente. En otros países es lo contrario, lo mal visto es que un trabajador se quede más tiempo del de su jornada en su puesto, pues en ese caso se piensa que no se sabe organizar adecuadamente y que no es eficiente, y además que descuida a su familia.

Al acabar la jornada de trabajo, el español medio suele quedar para tomar unas cervecitas en el bar con sus amiguetes, para quejarse de la perra vida y de lo poco que hacen los políticos para que se concilie de una vez en este país…. ¡a ver cuándo se racionalizan los horarios, por Dios!. Algún día puede aprovechar para ir a comprar alguna cosilla a algún centro comercial o a alguna gran superficie, que siempre están abiertas hasta bien tarde terminando sus empleados la jornada casi de madrugada, no como las pequeñas tiendas y comercios que cierran como tarde a las 19:30h.

Los europeos aprovechan la tarde para acudir a la biblioteca con toda la familia o a algún evento cultural, o para hacer algo de ejercicio físico. En la mayoría de los países europeos los comercios en general cierran como muy tarde a las 18:00h facilitando la conciliación de los trabajadores de este sector. Los establecimientos de restauración también suelen cerrar como muy tarde sobre las 22:00.

Sobre las 20:30 – 21:00h el español vuelve a su casa, con la idea de que ha trabajado “doce horas” y está hecho polvo, lo cual le impide atender como se debería a las responsabilidades domésticas y familiares. Después de una duchita rápida, sobre las 21:30 o 22:00h el español se pone a tomar su última comida del día, la cena. La cena por supuesto ha de ser cocinada y contundente, no vaya a ser que nos despertemos a media noche con hambre. Los “europeos” toman la cena mucho antes, sobre las 19:00 – 20:00h, normalmente una cena ligera.

Después de la cena los españoles nos ponemos a realizar nuestra vida cultural, ver los programas y series de TV de máxima audiencia. Programas de alto nivel científico y cultural. Estos programas se alargan hasta la madrugada, bien pasadas las 00:00h, pero por supuesto no nos podemos perder nada, que luego andamos perdidos cuándo los comentamos con los compañeros en el trabajo. Así, no es hasta las 12:30 o 01:00h cuándo el español por fin se va a la cama, y ¡mañana será otro día!.

Sirva el presente artículo sarcástico para destacar que la racionalización de horarios supone mucho más que una simple modificación de las horas de las comidas, de levantarse y acostarse, del “prime time” de las televisiones o del cambio del huso horario. Se trata de un cambio del estilo de vida, mucho más difícil de implantar. Poco a poco se dan pasos, pero costará tiempo lograr la asimilación.

Por supuesto, que quede claro, que estamos por la mejora de la conciliación, de la mayor productividad laboral y del mayor grado posible de satisfacción laboral de los trabajadores. La racionalización de horarios sin duda es necesaria, y aún cuando suponga un cambio en nuestros hábitos y costumbres más arraigadas, es necesario dar los primeros pasos para alcanzar algún día la meta.˜


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