LUBRICANTES Y GRASAS

Como uno de los principales fabricantes de lubricantes, REPSOL ha sabido ponerse a la altura del desafío técnico que la normativa Euro 6 ha supuesto tanto desde el punto de vista del desarrollo de los motores, como de la elaboración de unos aceites que garanticen el perfecto funcionamiento de los mismos.

El pasado 1 de enero entró en vigor la normativa Euro 6 sobre emisiones contaminantes, para vehículos industriales. ¿De qué forma ha afectado dicha norma a las especificaciones de los lubricantes que produce y distribuye REPSOL?

REPSOL ofrece una gama completa de aceites lubricantes para vehículos industriales adaptados a las exigencias de los fabricantes. La entrada en vigor de la normativa Euro 6 el pasado mes de enero no afectó a nuestros productos, puesto que ya teníamos disponible en el mercado aceites que cumplen las últimas especificaciones de lubricantes para motores Euro 6 (ACEA E6, ACEA E9, MB 228.51, VOLVO VDS-4 y SCANIA LDF-3, por citar algunos ejemplos).
Nuestra compañía lleva años trabajando en el desarrollo de fórmulas innovadoras (low SAPS) para asegurar la compatibilidad del aceite con los nuevos sistemas incorporados en los vehículos antes de la entrada en vigor de cada una de las normas Euro.

En este sentido, ¿en qué se diferencian, básicamente, los lubricantes anteriores y los nuevos 'low SAPS', desde el punto de vista de su composición y características?

Los lubricantes 'low SAPS' (Sulfated Ash Phosporus and Sulfur) o bajo contenido en cenizas incorporan aditivos no convencionales y químicamente adaptados a las exigentes demandas de prestaciones de los motores más modernos. Este bajo contenido en cenizas sulfatadas, fósforo y azufre asegura las prestaciones y durabilidad de los motores equipados con filtros de partículas evitando la obstrucción prematura de los mismos así como la compatibilidad con otros sistemas de post-tratamiento de los gases de escape.

En sus nuevos modelos, los fabricantes de vehículos anuncian cambios de aceite cada vez más prolongados (más de 100.000 kms.). ¿Podría indicarnos si esto es realmente así y es recomendable, por tanto, alargar tanto los tiempos de mantenimiento?

Efectivamente los fabricantes de vehículos exigen cada vez más que el lubricante pueda mantener sus prestaciones en el motor durante mayor tiempo, 100.000, 120.000 e incluso 150.000 kilómetros. Este es uno de los mayores retos en el desarrollo de los aceites, puesto que el avance en la tecnología del motor impone un mayor estrés térmico, y unido a la presencia de biocombustibles, obliga a los fabricantes de lubricantes a desarrollar productos que puedan cumplir estos requisitos de duración. Asimismo, y desde un punto de vista medioambiental, esta característica contribuye a la menor generación de residuos al medio ambiente.

En esta época de crisis, el mantenimiento de los vehículos no se realiza siempre con arreglo a las disposiciones establecidas por el fabricante del vehículo, posponiendo de forma innecesaria la sustitución, en este caso, de los lubricantes. ¿Qué peligros podría entrañar esta actitud y qué recomendaría usted a los usuarios?

Cuando no se realizan los cambios de aceite establecidos por el fabricante se pone en riesgo la durabilidad del motor. La degradación del lubricante puede contribuir a aumentar su viscosidad y por tanto el motor podría estar funcionando con un aceite demasiado viscoso. Cuando el motor está frío, un aceite demasiado viscoso no circulará por su interior provocando un funcionamiento sin lubricación lo que puede llevar a un mayor desgaste en las piezas del motor. Si la viscosidad del aceite disminuye durante su vida útil (contaminación por agua o dilución por combustible principalmente) el aceite puede bajar su viscosidad y con el motor en caliente no proporcionará la protección adecuada.
Sólo se recomienda alargar los periodos de cambio cuando se realiza un programa de análisis periódico de muestras de aceite usado (Servicio ADOC XXI) que permite conocer el estado del lubricante y optimizar el intervalo de drenaje cuando todas las propiedades del aceite se encuentran en buen estado.

¿Han detectado un aumento de uso inadecuado de aceites lubricantes u otros productos relacionados con los motores durante estos años de crisis?

Sí, centrándonos en el sector de vehículo pesado que es el que más conozco, durante la crisis nos hemos encontrado con casos de compañías que por una errónea política de ahorros y, sin duda, por desconocimiento de las consecuencias, no observaban los requerimientos que recomendaban los fabricantes de motores y compraban aceites u otros productos inadecuados. Esto les ha llevado a importantes averías y costes extras en los mantenimientos de sus flotas.

¿Qué les recomendaría a estos consumidores?

Nuestra recomendación es que sigan las indicaciones de los fabricantes del motor en lo referente a especificación del aceite y periodos de cambio. Asimismo, que no duden en consultarnos sobre cualquier duda relacionada con los lubricantes u otros productos de automoción, como ejemplo anticongelantes, etc.

Hace referencia también a los anticongelantes, ¿por qué?

Los anticongelantes han dado muchos dolores de cabezada a los departamentos de mantenimiento de las flotas de camiones y en especial a las de autobuses y EMT´s, convirtiéndose en muchas ocasiones en el primer motivo de avería. La causa, problemas de compatibilidad con componentes del circuito, corrosiones, etc. El origen suele estar en la baja calidad de algunos anticongelantes o que no son los adecuados.
Nuestra recomendación no puede ser otra que utilicen en un anticongelante de calidad y que cuente con sus correspondientes certificaciones.
Nuestros clientes pueden encontrar en REPSOL una amplia gama de productos que se ajustan a sus necesidades y requisitos demandados de sus vehículos.

¿Existen diferencias notables entre los lubricantes que se comercializan habitualmente en el mercado y los que distribuye su marca? ¿Podría señalarnos las que, a su juicio, son las más significativas?

Los lubricantes REPSOL se diferencian de otros aceites en el mercado porque cumplen los exigentes requisitos de los fabricantes de motores. Sus fórmulas son homologadas a través de ensayos en banco y ensayos en campo con flotas de vehículos teniendo en cuenta los distintos procedimientos de cada fabricante. Esto supone una garantía de calidad frente a los productos de otras compañías. Actualmente, nuestra compañía está llevando a cabo un proyecto en 40 vehículos pertenecientes a una flota de transporte junto con otras entidades técnicas para cuantificar el ahorro de combustible que aportan los lubricantes REPSOL con viscosidad 5W30 que incorporan aditivos de última generación.
Esto permitirá establecer el beneficio económico que puede suponer para una empresa de transporte la utilización de aceites REPSOL, que contribuyen a ahorrar combustible, y también miles de toneladas de CO2 que dejan de emitirse a la atmósfera disminuyendo el impacto medioambiental de los vehículos industriales.

¿Tienen ustedes constancia de la existencia de un descenso significativo en las ventas de lubricantes, a causa de la crisis económica?

Sí la tenemos; la caída de consumo en el mercado de lubricantes, y por tanto de las ventas, desde el comienzo de la crisis ha sido notable y continua.
Esta bajada de consumo ha afectado a las diversas familias de lubricantes, siendo muy sustancial. Si nos centramos en diésel pesado, podemos hablar de una reducción de mercado del 40% de lubricantes en el periodo 2008/2013.

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